El Fuerte Poder de la Fe

La historia de Ruth, la moabita es una historia del poder de la fe. No es casual que sea una de las lecturas específicas para la fiesta judía de Shavuot, el festival que conmemora la entrega de la Torá a Moisés en el Monte Sinaí (Éxodo 19). Pero, ¿qué es lo que convierte en tan especial el relato de Ruth?

El audaz traslado de Rut
“No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será m
Estas son las palabras que Rut dirigió a su suegra, Naomi, cuando rechazó dejarla sola en su camino de regreso a la tierra de Judá. Sin embargo, esta hermosa declaración de amor del libro de Rut recitada en español se ve desprovista de su mágico latir en hebreo.
i pueblo, y tu Dios mi Dios”. (Rut 1,16-17).
Una decisión que afectó a toda una nación
La palabra original en hebreo para “urgir, instar, animar” es "tifgei". Este verbo procede de una raíz (פָּגַע) que no significa “insistir” sino que contiene un sentido mucho más físico: “empujar a alguien de forma agresiva, incluso causándole un daño”. El hecho de que Rut rechazase la oferta de estar en Moab, manifestaba su verdadera voluntad de unirse al pueblo judío. La decisión de Rut de ser judía tuvo implicaciones de gran repercusión: ¡su hijo llegaría a convertirse en el abuelo de nadie más y nadie menos que del rey David!.
Rut nos enseña que en ocasiones, las pequeñas decisiones conllevan grandes repercusiones. Rut desconocía que su amoroso acto de seguir a Naomi hasta la tierra de Israel pudiera transformarla en la progenitora del rey más grande de Israel. Pero ella siguió su corazón.
Shalom.
Fuente: Universidad Hebrea de Jerusalem

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